¿Cuántos de ustedes no están "auto-saboteándose" a sí mismos?
miércoles, 24 de febrero de 2010
Día dos
lunes, 22 de febrero de 2010
Día uno
Definitivamente ser bruta no es trabajo fácil. Uno se acostumbra a dar respuestas directas y sin ambigüedades. Los cuestionamientos son motivos de análisis y profundidad intelectual, es así que responder con un vocablo o claudicar en un pleito en el que aseguramos tener la razón o un punto importante a considerar, es tarea de valientes, de muchas neuronas y de demasiado poder de esparcimiento mental.
Me ha funcionado comenzar a pensar en otras cosas que me hagan divagar en el tema y no incurrir en el. Me repito una y otra vez a mi misma: Los brutos gritan, los inteligentes hablan y los sabios callan. Pero es que las brutas no gritan! ¿Entonces? ¿Qué es ser bruta? ¿En realidad la brutalidad es un término que está bien aplicado?.
Comienzo a considerarme bruta al no poder dar con el punto exacto de comportamiento de la brutalidad y aplicarlo. Esto de ser bruta me ha hecho pensar más de lo que imaginé.
Inténtelo una vez, mi estrategia es escuchar lo que dicen, no opinar y si mi opinión es reclamada asentir y estar de acuerdo. Si es muy obvia mi actuación, niego y parafraseo alguna respuesta que ya han emitido y concluyo con un: “Bueno yo no sé”.
No es fácil. Pero me he dado cuenta que el sexo femenino por la condición social de ser protegidas y requerir ayuda tendemos a hacernos las brutas. Es allí donde aún sabiendo la respuesta o teniendo la solución al problema acudimos a alguna víctima de nuestra “brutalidad” que nos ayude a solventarlo.
Una situación así me permitió comenzar con mi experimento el día de ayer. ¿Cómo hacer un blog? Ese era el “problema”. Indudablemente como lectora asidua de muchos escritores de blogs me he instruido en el arte de manejar esas páginas y me he topado con los botones que te permiten crear uno. Pero dije: voy a preguntarle a ver ¿Qué me dice?.
La conversación comenzó con un saludo trivial y luego la pregunta de los 5000 dólares en cupos CADIVI (jajajaja). Me hice la bruta, funcionó! Recibí su ayuda además de un interés increíble de saber de qué se trataría mi blog. Le dije que era una sorpresa y reí. Fue allí cuando me di cuenta que sí funciona pero no es fácil, porque, por más que quería ahondar en el tema del blog que crearía y obtener una retroalimentación de su parte, debí evadir con monosílabos y risas nerviosas.
Otra conclusión que obtuve después de aplicar con otro personaje mi “técnica bruta” y obtener una invitación con todo incluido a un viaje, que en otro momento me hubiese negado por aquello de que ¿Sabes? Deberías ir poco a poco ¿Crees que soy fácil? Entre otros cuestionamientos y prejuicios que las “no brutas” nos planteamos ante una de estas situaciones, que presentándonos un riesgo o la eventualidad de parecer lo que no somos nos auto-saboteamos la cuestión y pasa de ser, una posibilidad agradable y beneficiosa emocionalmente, a las filas de rumas de momentos inconclusos y moralistas que cargamos en nuestro disco duro.
Concluí que no puedo aplicar mi brutalidad con todos a mi alrededor, otro momento de la “no bruta” moralista, pues este experimento por la misma condición de obtención de beneficios por el cambio de actitud podrían llevar a mis queridas “víctimas” a imaginar que fueron usados. En realidad sería enfrentarse a la verdad del día a día que viven estos personajes que me rodean, pero hay un dicho que dice: La verdad duele. Así que intentaré en lo posible de no ser tan bruta.
La bruta dice: Esto no está fácil! ¿Me ayudas? J
Nace el proyecto bruta
